Manuel y Max se aman, y contagian a todos quienes los rodean con ese deseo de amar, pero no amar de forma romántica, sino de forma honesta. Amar intensamente, sabiendo que va a doler en muchas ocasiones, pero aún así estar dispuesto a seguir amando.
Tan distintos como iguales, M y M son de las personas más maravillosas he conocido, un regalo de la vida. Durante casi un año, pude acompañarlos involuntariamente en la aventura de lograr que su matrimonio fuera tal como lo soñaban, y en todo ese recorrido, casi siempre cuesta arriba, descubrí dos grandes amigos que me enseñaron una nueva definición del amor, abriendo las puertas de su corazón y su vida, no solo a mi, sino a mi familia, adoptándonos y resguardándonos bajo ese techo en donde saben cuidar de las personas a las que ellos deciden amar.
Amar no es para cualquiera, porque el amor nos hace vulnerables, expone nuestro ser más profundo, nuestras heridas y temores; pero amar de verdad nos hace más fuertes, porque para amar a otro, hay que aprender a amarse a uno mismo, y sobre todo amar lo que menos nos gusta de nosotros y no esconderlo, al contrario, enfrentarlo y convertirse en una mejor versión, por amor propio y así amar mejor al resto.
Gracias MM’s por amarse. Gracias por confiar y re-enseñarme a amar.



















